Cierro mis ojos y veo tus ojos, ojos hermosos que has cautivado mis
sentidos, ojos que con su brillo han leído mis humildes palabras, ojos que
han seguido cada episodio de esta bella historia, que han guiado e
iluminado mi camino, ojos que a pesar de la distancia he mirado de frente y
me he perdido en ellos, ojos que me han permitido mirar hacia el interior
de un increíble ser humano, de una bella mujer, de un alma pulcra y
cristalina.
Desde el instante en el que te vi y me viste, supe que eras
tu, mi corazón me lo decía, tal vez tardé un poco en aceptarlo, por la
pesada cortina que nuestras experiencias de vida ponen ante la realidad,
pero seguí a mi corazón, e inició la más bella historia que he vivido.
Decimos que fue amor a primeras letras, la realidad es que ya te amaba,
pero para enmarcar ese instante si podría utilizar la frase: “fue amor a
primera vista” porque esos ojos que hoy son mi mundo me leyeron y estos
ojos que no pueden dejar de mirarte también o hicieron.
Ojos divinos,
bella ventana de tu alma, increíble santuario en el que encontré el
verdadero significado de la palabra amor… Luz que vierte amor a cada paso,
que cautiva, que enloquece.
A partir de tu mirada, a partir de las letras,
el amor hizo su nido y en un día a día de continua e incesante compañía se
ha construido un amor, que hoy, se erige como un icono entre las multitudes
del amor, con su sencillez y su cordialidad, con su donación diaria, con su
abierta comunicación, con su paz, su continua renovación y sus permanentes
demostraciones de cariño.
Se que podrán decir que es un amor platónico,
que no he visto tus ojos, la realidad es que verdaderamente te he mirado y
tus ojos son para mi el primer encuentro y el último, he estado frente a ti
y me he perdido en ellos, he descubierto la paz, el alivio, la complicidad,
la amistad, el amor, la comprensión; te he mirado, he admirado tus ojos;
tal vez gráficamente he contemplado un esbozo de ellos, pero en mi corazón,
en mi alma, me he extraviado en la contemplación… así, frente a frente,
mirándote fijamente, descubriendo en un éxtasis de admiración que ojos tan
bellos son también el reflejo de todo lo que tu eres…
Desde de nuestro
primer encuentro, después de nuestra primera mirada, no fueron necesarias
más que unas horas de profunda platica para saber que éramos el uno para el
otro y solo bastaron unos pocos días para estar listo a decir:
Yo te
acepto a ti como mi esposa, prometo serte fiel en los buenos y malos
tiempos, en la salud y en la enfermedad, en los días de sol y en los días
de tormenta, en la luz y en la oscuridad, quiero amarte, quiero amarte
eternamente, hasta mi último aliento… eres la mujer de mi vida.
Después de
esta promesa, de este compromiso, hemos vivido numerosas batallas,
incontables encuentros, encantos y desencantos, hemos sido el blanco de la
envidia y el desamor, de la tradición y la dureza de corazón, de la
incredulidad y el odio; pero también hemos sido bendecidos con la amistad y
el amor de valiosos seres humanos que han reconocido y respetado lo que
vivimos y sobre todo nunca nos hemos soltado de la mano.
He visto tus
hermosos ojos llenarse de luz, he encontrado en ellos la chispa de la vida,
los he visto humedecerse, los he sentido posados en mí con un canto propio
de ilusión y amor.
Hoy Koby, esa promesa que hace un año hice, está más
cierta que nunca, hoy reitero mi palabra de entregarte mi vida en busca de
tu felicidad. Hoy digo te amo, te amo con todo lo que soy y quiero amarte
hasta mi último aliento, hasta mi último suspiro. Hoy te amo en todas las
formas que se puede amar y quiero seguirlo haciendo.
Quiero dar gracias a
Dios por permitir este amor, estoy conciente de que nada se mueve si no es
su voluntad, doy gracias por la bendición de este amor y la amistad que lo
rodea.
Y a ti Koby, mi esposa, mi compañera, mi vida. Gracias por darle un
sentido y una razón a mi existencia.
Te amo Koby
Te amo con todo mí
ser
Soy totalmente tuyo por amor.