Madrugada complicad, una llamada de una población vecina con problemas que requerían de mi presencia, adormilado, malhumorado y nervioso partí a mi destino, después de algunos trabajos el problema quedó resuelto y emprendí el viaje de regreso, un amanecer nublado era mi paisaje, el frío era intenso, al costado del camino una laguna pintaba un paisaje digno.

Un impulso insostenible traía tu presencia a mi presente, detuve el auto y me senté a las orillas, la salida del sol se ocultaba tras las nubes, que como filtro de de fotógrafo antiguo teñían el paisaje de grises, blancos y negros.

El aire soplaba suave y gélidamente, pero en mi corazón una sensación más cálida y más colorida se dibujaba con el pincel del amor.

Te pensé, te pensé por innumerables instantes, recorrí a la velocidad del recuerdo nuestra historia, disfrute palmo a palmo los tiernos cosquilleos que producen al alma las imágenes guardadas, los sentimientos depositados, las sensaciones grabadas.

Mi terca conciencia quería ir hacia el futuro, pero las condiciones externas y una realidad hermosa frenaron su intento, solo el presente, solo el ahora, solo tu amor y mi amor, paisaje real que inunda mi presente que como todo paisaje embellece el panorama, ulula entre los cabellos, se siente en los poros de la piel pero no se puede tocar, aún no, pero a diferencia de un cielo bellamente nublado que existe poro que jamás podremos palparlo, en mi corazón, en mi alma, en mis manos, en mis labios y en mi piel existe una esperanza cierta y alcanzable, de algún día no lejano, vivir un encuentro que sea el final de mis anhelos y el principio de un nuevo caminar, ya sin soledad, ya sin temores, ya sin incertidumbre, ya… para siempre.

El frío hace titiritar mis pensamientos, los dispersa, solo el recuerdo de tu imagen como un presente no se borra… creo que es hora de regresar a casa…

Tere gracias por estar en todos fragmentos de mi existencia. Te amo y si Dios lo permite, te amaré siempre.

Tere Te amo.

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