Rádulf se sentía observado, aunque el parque donde estaba la fuente se encontraba prácticamente desierto, sentía que observaban sus movimientos, su corazón latía acelerado, su respiración estaba afectada, se dio un tiempo para tranquilizase y se alejó hacia otro pequeño parque alejado de la bulliciosa calle principal.
Se sentó a la sombra de un árbol, sacó de su pecho la carta que había rescatado...
El sobre no tenía destinatario, no tenía remitente, estaba lacrado pero solo había un pequeño rayón en forma de "C" en vez de algún tipo de sello, la abrió y leyó:
"Cuando el ruiseñor llega a la rama el corazón de su amada tiembla de gusto, tal vez el nido aún es inaccesible, pero la sola presencia del aleto estremece su corazón y su cuerpo, el sentir tan cerca al corazón que le ha dado vida por tanto tiempo es una emoción indescriptible.
Muchos sucesos han ocurrido en la ausencia, muchas batallas se han librado y muchas se están librando en estos momentos.
Suceda lo que suceda solo pido un favor, que aquel ruiseñor no dude del amor, no dude que el corazón de su amada le pertenece, tal vez una jaula de oro pueda ser el destino final, pero esta ave luchará hasta el último momento, por su libertad corporal, la libertad de su corazón existe y ya la ha ejercido en favor de su amado.
Existen algunas tradiciones que al nuevo visitante de estas regiones tal vez le gustaría conocer, por ejemplo existe el convento de las Carmelitas Descalzas al cual no se permite la entrada más que a las doncellas que buscan la confesión, el convento da a una capilla externa, en la cual los sacerdotes ofician misa y para otorgar confesión a las habitantes del convento usan una pequeña ventana ubicada en el coro alto, está prohibido que las novicias vean a los sacerdotes o viceversa, por lo que está protegida con unas tablillas en forma de malla y cubierta con una tela de seda blanca.
Las confesiones son a las cinco de la tarde, el resto del día este espacio está desierto, ya que la misa matinal termina a eso de las 8 de la mañana.
El convento tiene distintas actividades durante el día y una capilla propia a la que, algunas doncellas en busca de redención acuden para orar y meditar, las llevan en carruajes sumamente protegidos y cerrados que entran hasta el interior del convento.
Dicen algunas leyendas que esta ventana fue una vez usada por un atrevido amante que se filtró sin ser visto al coro alto, y que desde ahí hablaba con su amada a través de la cortina de seda, la hora ideal sería a las diez de la mañana...
Bueno, esas son leyendas, la verdad viajero no crea todo lo que se dice en estas tierras.
Lo cierto es que hay un corazón que vive en el amor, y sus oídos anhelan escuchar el canto del ruiseñor..."
Las manos de Rádulf temblaban, el corazón parecía salir de su pecho, una emoción enorme se apoderaba de él, dos sentimientos encontrados luchaban en su interior, ¿Batallas libradas?, ¿Sucesos inesperados?, ¿No dudar del amor?...
En la mente de Rádulf ya se configuraban algunas hipótesis pero una parte de él se negaba a hacer conjeturas; por otro lado una intensa emoción avasallaba su ser.
¡La escucharé, escucharé su voz!, ¡Bendita, bendita sea la hora!, ¿Hora?
Un sudor frío recorrió su cuerpo: las once de la mañana, murmuró al calcular la hora, recorrió la carta nuevamente: "la hora ideal sería a las diez de la mañana..."
¿Se habría pasado la hora?, ¿Cárdigan habría estado en el convento?, ¿Aun estaría?
Se levantó de prisa y a paso rápido buscó el lugar, aunque la población no era muy grande, no la conocía, así que tardó interminables minutos en llegar, a su arribo al lugar y para su sorpresa encontró a algunos sirvientes descargando ornamentos para la capilla.
Su corazón no sabía que pensar miró y recorrió el sitio lo más discretamente posible guardias, sirvientes y clérigos copaban el sitio.
Se alejó tambaleante, con muchas dudas, pero su corazón estaba dispuesto. Desde lejos miró los edificios y dijo: Cárdigan amor mío, hasta mañana a las diez.
.....
Una historia está por escribirse, un momento promete convertirse en sublime, un instante, un latido, un anhelo... una historia de amor...