Capítulo 12 "Cayendo la noche."

Rádulf caminó rumbo al pueblo, iba absorto en sus pensamientos, dejando que su corazón latiera y sus sentimientos fluyeran.

Su vida se había agitado. Por ya varios años su caminar por la existencia había sido alrededor de las letras, escondido tras un escritorio, casi sin salir a ningún lado, sin tener contacto más que con la gente de costumbre, y ahora, conocía nuevos lugares, nuevas personas y vivía una emoción que renovaba su corazón, sentimientos y temores lo agitaban también aunque eran pequeños comparados con el gran amor que sentía y los dulces sueños e ilusiones que este amor le provocaban.

La anoche estaba cayendo, así que un concierto de insectos se dejaba escuchar acompañado armónicamente por el paso del riachuelo que corría a su lado, de pronto un chasquido lo hizo salir de sus pensamientos, volteó rápidamente y le pareció ver una sombra, –¿Quién vive? – Dijo con fuerza... Un silencio... – ¿Hay alguien ahí?... –Nadie contestó... Se encogió de hombros y siguió su camino, era un ser confiado. Reza el refrán: "Quien nada debe nada teme"

Llegaba ya al pueblo, algunas farolas estaban siendo encendidas, la actividad del pueblo iba cambiando, las familias se resguardaban de las sombras y los seres nocturnos se preparaban para salir, bullicios allá en la taberna, familias que desde las ventanas se veían cenando; pensó en pasar a la taberna para matar un poco el tiempo, ya solo faltaban unas horas pero él sabía que sería una noche interminable, sin embargo no tenía muchas granas de lidiar con frivolidades, así que tomó rumbo a su posada, sintió que alguien estaba detrás de él, volteó pero nuevamente no vio a nadie, me estoy poniendo nervioso pensó, daba la vuelta a la esquina y a lo lejos en el parque una pareja sentada en la penumbra se besaba, los miró indiscreto por un momento y sintió ternura...

Siguió su camino, las emociones lo embargaban, conscientemente sabía que si su suerte era buena, podría seguir leyendo a Cárdigan, tal vez podría escucharla y en un regalo del cielo podría besar su mano como saludo cortés de costumbre, pero en esos momentos y circunstancias, no podía aspirar a nada más, sin embargo eso no le impedía soñar con un beso, con una caricia, con un abrazo, perderse en un momento de amor con la mujer que lo hacía vibrar con su bella forma de ser...

Sacudió la cabeza con fuerza diciéndose "Rádulf vive el momento, vívelo al máximo", llegó hasta la posada, entró e instintivamente busco a Claudine, pero no la vio, entonces recordó que ya debía haberse presentado a palacio.

La posada tenía un pequeño merendero, entrando al fondo en el costado derecho estaban las escaleras que llevaban a los cuartos en el piso superior, atrás de estas estaba la puerta que llevaba a la cocina, y en el muro del fondo un barra grande que fungía como mesa común y como mostrador para la administración del lugar.

Ya se disponía a subir cuando la voz de la dueña, lo llamó:

—Caballero ¿Hasta cuándo piensa quedarse?, Al pueblo está llegando mucha gente y la verdad necesito administrarme.

—Creo que estaré una semana —contestó Rádulf mientras sacaba el dinero y aseguraba su estancia.

La dueña sonrió satisfecha y le ofreció algo para cenar, Rádulf aceptó y se sentó en una pequeña mesa, mientras le servían, observó a un personaje solitario sentado un poco más allá, vestido totalmente de negro, con rostro pálido y cabellos lacios y largos, lo miraba cuando el sujeto encontró la mirada, Rádulf hizo un gesto de saludo y dijo:

—Buenas Noches, Provecho. —el personaje fijó su vista en él y le preguntó:

—¿Por qué me saluda?

—Por cortesía, porque somos habitantes de este mundo y de esta posada, además que parece un viajero igual que yo así que todo esto nos hace tener algo en común.

El personaje esbozó lo que pareció una sonrisa y dijo:

—Siempre paso desapercibido o causo miedo y eso me agrada, pero agradezco su saludo. –Regresando a su soledad, mientras Rádulf también se dejaba perder en sus pensamientos...

Terminada la cena volteó, pero ya el personaje no estaba, así que subió a su habitación, abrió la puerta y en el piso encontró un papelito y una carta...

.....

Una historia está por escribirse, un momento promete convertirse en sublime, un instante, un latido, un anhelo... una historia de amor...


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