Capítulo 5 "No hay nada oculto."

"Mi amada Cárdigan:

Se llena mi ser de placer al pronunciar estas palabras, "Mi amada Cárdigan" Esto que de mi corazón brota no nace de las letras, es algo que se crea en un lugar más allá de nuestro entendimiento, es una comunicación entre dos almas, es magia misteriosa que se aleja de la materia.

Siento su presencia en mí, puedo percibir su ser, un alma blanca, cristalina, un ser humano que se revela ante lo vano, y alimenta su espíritu con los verdaderos manjares de la vida, esos que no se prueban con la boca pero que son deliciosos, esos que no deleitan a los ojos pero crean bellas imágenes en la mente...

Puedo ver con los ojos de mi alma a una mujer plena, a una mujer hermosa, a una mujer valiosa, no por sus títulos de nobleza, no por su riqueza, no por su poderío, no por su descendencia familiar...

Y que me perdone aquellos que dicen que Dios nombra a reyes y estos a sus cortes, y ese Dios del clero que se ajusta a sus intereses, que los hacen vivir cómodamente, y con la barriga llena. Ese Dios de ellos, que no es al que adoro, que me perdone por no reconocer ésta estructura que crea hombres y mujeres de primera, de segunda y de tercera, que hace a los hijos de los sirvientes, sirvientes de por vida...

Sé que estas palabras suenan a herejía para el clero, y sedición para la corona, pero me arriesgo a escribirlas porque sé que entre nosotros no hay nada oculto, desde el primer instante en que leí sus palabras supe que podía ser yo, con mis locas ideas y mis pensamientos, desde la primera noticia de su existencia, mi corazón dio un vuelco, mis manos temblaron, mi alma se iluminó, solo bastaron unas cuantas letras para tener la certeza de que en esta relación existía algo especial, sus cartas me lo han demostrado, aunque estas letras cayeran en manos distintas y mi integridad pueda estar en juego: no puedo negar mi verdad.

Este corazón late, y se desborda en dicha cuando sus palabras llegan a mí.

Esta unión que se ha creado, es única e indivisible, así como no se puede separar la noche del día, como la tierra y el mar se unen en una estrecha caricia de playa, así como el bosque y la campiña se tocan en los primeros árboles, así mi mano se estira y mis dedos rozan sus bellas manos, así mis labios ardientes depositan un beso en esas manos benditas que me escriben.

Mi amada Cárdigan hoy le reitero la entrega total de mi corazón, de mi alma y de todo mi ser... Amo su esencia, la amo a usted...

Suyo eternamente: Rádulf"

 

Así leía y recreaba Rádulf la continuación de la historia, su corazón latía acelerado, los sonidos en el pueblo habían prácticamente cesado, la noche se adentraba en brillos plateados, la luna prácticamente se ubicaba en el cenit...

Se asomó al balcón, miró la luna y las estrellas, un cielo despejado y tachonado de ilusiones brillantes, quedó extasiado por un instante para después dirigir sus miradas hacia el castillo lejano, exhaló un profundo suspiro y sus labios pronunciaron:

Cárdigan amada mía, aquí estoy...

Un destello de luz pareció salir de una ventana del castillo, sus ojos se llenaron de ilusión... Ahí estás amor mío, puedo sentir como el peine de marfil acaricia tus cabellos y el espejo roba mi más anhelada ilusión...

Sacudió la cabeza, se dirigió a la pequeña mesa, tomo papel, tinta y pluma y escribió.

"El ave está en la rama del nido, lista para que sus ojos se llenen de sol"

Sin destinatario ni remitente, enrolló aquel papel, lo ató con una pequeña cinta púrpura y salió de la habitación, se dirigió a la taberna del pueblo, al acercarse el bullicio anunciaba actividad de trasnochadores que apenas comenzaban la velada, al calor del vino. Entró en ella, sus ojos escudriñaron el área y distinguió en una mesa a los mensajeros de castillo, se sentó en una mesa contigua, quedando de espaldas a una silla vacía donde estaban las alforjas de los empleados del castillo y en un momento de distracción introdujo su misiva en ellas...

Apuró su copa de vino y perdió su mirada en las llamas de la chimenea...

.....

La suerte estaba echada, una historia está por escribirse, un momento promete convertirse en sublime, un instante, un latido, un anhelo... una historia de amor...


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