2010-10-14
Las huestes de la frialdad habían atacado
sin piedad a la niña Marcela
bajo sus bellos ojos aun existían rastros
de aquella batalla
humedecida la tierra de sus mejillas
y las comisuras de sus labios denotaban
cansancio, tristeza y abatimiento.
Arrojada sobre su cama
en la soledad de su dormitorio
aun resonaban las voces de aquella tarde…
¡Niña Marcela! Mire que su mamá
esta preocupada, que su papa furibundo
y su hermano, eso sí como siempre escondido,
ajeno a toda bulla que existe en casa..
¿¿Niña?? Pero nana a mi edad la mayoría
de las mujeres tiene hijos, sus casas, sus esposos,
ya se acerca la treintena de años en mi haber
¡¿Porque niña?!
Es de cariño mi niña…
¡Si! yo lo se de ti
pero me tratan como tal,
claro para algunas cosas soy la señorita Marcela
¿Pero porque no me dejan volar?
Ay mi niña que es que la quieren…
¡No! Nana no me escuchan
no me sienten, soy un mueble en esta casa,
mira que tener que estar aquí en la cocina cada tarde
para poder sentirme escuchada,
y no te me sientas mi nana, ¿pero no crees
que así debería poder hablar con mis padres?
Un sonoro portazo interrumpía la platica,
nerviosa la nana guardaba silencio
mientras un grito fuerte y varonil
que denotaba impaciencia y molestia
se dejaba escuchar:
¡Marcela ven aquí inmediatamente!...
Aun el recuerdo de ese instante
estremeció el cuerpo de Marcela,
giró su cuerpo de lado
y abrazó su blanca almohada,
su esbelta y armónica figura
dibujaron un cuadro de ensueño
en aquella habitación.
Cerró los ojos fuertemente
como queriendo despejar las imágenes
y su corazón dio un salto,
detrás de las vaporosas cortinas de su balcón
escucho una voz que decía:
Mi bella Mar, la inmensidad de mis ilusiones,
no estés triste, no quiero que de tus ojos
brote la lluvia y menos que tu corazón se acongoje
te amo, te amo con tal intensidad
que las tormentas solo es suave brisa
que acaricia a nuestro amor.
Marcela saltó y de un impulso
llegó hasta el balcón,
¿¿¿Que haces aquí??? No debes… no puedes
¡no quiero que te pase nada!
Sus palabras denotaban desaprobación
Pero su cuerpo se lanzaba en brazos de su amado.
Un fuerte abrazo nació del instante
y los cuerpos se fundieron
en medio de la inconciencia de los sucesos,
el llanto de Marcela cambió de salado a dulce
la felicidad de el momento no permitía mas palabras
el adormecimiento que el dolor
le había proporcionado a su cuerpo
poco a poco fue desapareciendo,
era como si se hubiera acercado a una hoguera
y el frió se fuese alejando.
Fue entonces cuando percibió que por primera vez
este abrazo tan soñado se daba libremente,
y aún mas su cuerpo solo estaba cubierto
por una fina bata de seda.
Las sensaciones se tornaron intensas,
un beso tomo forma para convertirse
en concierto de emociones…
Ahí al pié de la luna, con escasa palabras,
se escribió un hermoso poema de amor,
todo pasado, todo futuro,
quedaron reducidos a un presente…
Las batallas de la vida se libran
en el corazón del hombre,
podemos creer que ganamos victorias
cuando realmente las perdemos
o creemos que hemos perdido una batalla
cuando realmente la ganamos,
podemos planear o vislumbrar un futuro
pero la realidad está en el presente
y la semilla la estamos sembrando en este momento…
Por cierto,
esta mañana Marcela salió de su cuarto radiante
con una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor,
su padre la saludó secamente
y ella e dio un beso en la frente…