El poeta del silencio

2010-10-13

Cuentan de un poeta que espantaba el aplauso

que su versos y cantos provocaban silencios,

cuentan que a la par que de sus labios

brotaban las palabras, los murmullos cesaban,

cuentan que la gente enmudecía mientras

el dejaba fluir sus ideas…

y cuando finalizaba sus discursos

el silencio simplemente reinaba

y la gente se retiraba en silencio.

 

Un colega de profesión escucho su fama

y lo fue a ver extrañado de aquellos relatos

lo encontró sentado al borde de una fuente

sus manos jugueteaban con el agua

dibujando paisajes que se desvanecían inmediatamente

su mirada serena, seria, veía algo mas allá,

se acercó a le y le dijo:

Amigo, compañero de profesión,

entiendo tu meditación, debe ser frustrante

el no recibir el aplauso del que vivimos nosotros,

el estruendo de las palmas que alban

nuestra creatividad y capacidad,

estoy aquí para compartir experiencias

y quizá pueda ayudarte,

he sido reconocido y aclamado en muchos lugares,

tengo de público a reyes y sabios

creo que algo de mi experiencia

te puede llevar a conocer el éxito.

 

El poeta del silencio, (que así le llamaban)

sin quitar la vista del agua respondió:

 

Te contaré una historia…

 

Existía un maduro corsario,

que había navegado muchos mares

su adoración era la tierra firme

y la tranquilidad de un hogar,

pero la vida lo había arrojado al mar

haciéndolo un paria de la tranquilidad,

sin embargo aprendió a disfrutar del sol y del agua

de la sal y el vaivén de su navío,

lo vistió de amor sin olvidar nunca que su ideal

estaba en tierra y que su corazón

soñaba con descansar en las manos de una dama.

 

Vivió mil aventuras, creyó en leyendas,

buscó y pensó muchas veces que finalmente

su recorrido había terminado,

y se repuso a muchas desilusiones.

Solo en su barco hablaba con las olas

imaginando en ellas al amor de su vida,

dejaba fluir su palabras y al final

como respuesta solo los sonidos de la mar.

 

Un día un llamado lo llevó a un bullicioso puerto

al desembarcar entre la gente buscó donde anclar su navío

estaba en estas tareas cuando escuchó

un sonido de cientos de pequeñas cosas

que caían sobre el suelo del embarcadero

y vio rodando a sus pies pequeñas perlas

que en loca carrera amenazaban con caer al mar

estiro sus burdas manos

y fue recogiendo aquellas alhajas

sintió la presencia de alguien que también

se agachaba y recogía

pero solo al final de la tarea levantó la vista

y se encontró unos ojos profundos y bellos

un rostro fino y armonioso

una pile blanca y un rubio cabello

¿una alucinación de fantasía? Pensó…

 

Por la labor y la posición

el encuentro fue muy cercano

y las mejillas de aquella fina chica se ruborizaron

un suave “gracias” con una voz serena y grave

sonó a canto de sirena en sus oídos.

 

El corsario sin darse cuenta

comenzó una charla,

aquella cercanía nunca dio marcha atrás

sus palabras a la mar,

lo habían preparado para este encuentro

y la práctica de vivir el silencio

lo habían preparado a escuchar…

la tarde marchó, la magia continuó,

y al final del día los sonidos callaron

dos labios hablaban sin palabras,

lo que los corazones sentían…

 

 

Amigo poeta, aclamado poeta,

a veces el más estruendoso aplauso

y los vítores de alabanza no se comparan

con el silencio que provoca

el grito de los corazones,

mis palabras y cantos nacen del alma

y hablan al alma,

el silencio me dice que mis oyentes

llevan bullicio en el corazón,

tal ves una duda.

tal ves una reflexión,

tal ves no entendieron nada,

o tal ves lo entendieron todo.

 

Los poetas se miraron y estrecharon su mano,

curiosamente el poeta famoso no dijo palabra

se retiró sigilosamente respetando

al poeta del silencio…

tal ves con una batalla en su corazón…


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