Hoy hago una pausa,
hoy mi corazón amaneció triste,
una sensación de estar en un día gris,
lluvioso y solitario,
esa tristeza ligera,
esa emoción intensa,
que alternan dominios en el corazón.
Las hordas de los demonios pasados,
los fantasmas proféticos de tiempos futuros
y los luceros del presente
sembraron su semilla
pero han acallado su cruenta batalla,
sucumbiendo ante la bruma tranquila
de un día melancólico…
Hoy la piel duele y añora una caricia,
los labios resecos tienen sed,
los brazos se sienten vacíos
y la lluvia del alma se asoma por mis ojos,
aunque el alma reboza de amor.
Simplemente hoy, la distancia duele.
El ser una persona con cierta sensibilidad,
me hace propenso a sucumbir
ante ciertos sucesos y recuerdos intangibles
y hoy mi corazón se siente oprimido…
Ven dulce amor,
siéntate a mi lado,
toma mi mano
y deja que recargue mi cabeza en tu hombro,
regálame un poco de comprensión y paciencia,
mira que el día de mañana la lluvia cesará
y saldrá el sol de nuevo.
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