Retornamos a la mar,
la mar incierta,
la mar hermosa,
la mar impredecible,
sin rumbo fijo,
siguiendo lejanos cantos de sirena,
inciertas leyendas del corazón.
Abrimos los oídos a nuevos latidos
a nuevas esperanzas,
dejando en el pasado las tristes historias
y atesorando en el corazón
los bellos momentos.
Es hora perderse en la inmensidad,
de arriesgar el corazón nuevamente,
de entablar largos diálogos con la soledad,
de revisar prioridades,
de modificar la faz de nuestro mundo
desde la perspectiva del corazón.
Es hora del sueño incierto,
de la realidad no revelada,
de la búsqueda de un ideal,
de un anhelo, de una esperanza de vida.
Seguiré con la inocencia
de creer en los demás,
de creer en las historias,
de pensar que en el fondo
el corazón del hombre
solo contiene el bien.
Este corazón solitario es una mas,
en este océano de la vida,
pero se que tarde o temprano
habrá alguien para quien
este corazón sea especial y diferente,
Nos encontremos,
nos reconoceremos,
y seremos uno…