Conocí tu rostro.

Miré tu rostro por primera vez,

y la virtualidad tomó un matiz más real,

las palabras tuvieron un autor

y los latidos un destino.

Miré tu rostro

y mi imaginación voló,

mi dedo índice recorría tu rostro,

como el pincel del artista

que crea de la nada,

recorrí tu frente suavemente,

apenas rozando,

tus parpados,

tu nariz,

tus mejillas…

Una caricia suave y tierna,

grabando cada detalle con mis sentidos,

viviendo una emoción tierna y sensual…

Miré tu rostro y lo acaricie,

mis dedos se entrelazaron con tus cabellos,

acariciando tus mejillas,

hasta que toqué tus labios

y un casi imperceptible beso

se depositó la palma de mi mano…

¡Ah! Que sensación tan seductora,

plena de romanticismo, ternura y paz…

Pero desperté de mi sueño,

y me encontré contemplando tu rostro

por segundos interminables…


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