Hablé con un ángel.

Terminó la espera…

La noticia congeló mis sentidos por un instante,

los nervios a flor de piel,

el corazón palpitante,

y un temor vencido por la necesidad.

Corrí a tu encuentro

como un chiquillo corre

a los brazos de la madre,

buscando verte,

buscando leerte,

buscando saciar la sed de mi alma,

buscando una repuesta…

Y te encontré

mientras mi corazón ardía en llamas,

y te miré a través de tus palabras

y poco a poco quede extasiado

y olvidé la duda,

y olvidé el temor,

y olvidé la incertidumbre.

Solo quede ahí, rendido ante tu ser…

¡Cuanta belleza!,

¡Cuanta verdad!,

¡Cuanto amor a la vida!,

¡Cuanta claridad!,

¡Cuanta luz!...

Tus palabras fluían

como un río en el desierto de mi alma,

trasformándolo todo,

creando vida donde parecía imposible,

dando esperanzas;

no a mis deseos,

sin a lago más grande,

mostrándome que la humanidad

tiene una oportunidad

porque en medio de tanta pobreza de espíritu,

seres como tu enriquecen la tierra

y la llenan de esperanza…

Y por un momento mi percepción dudó

¿Será acaso que hablo con un ángel?,

¿Será éste un encuentro celestial?,

Tanta belleza al describir,

tanta armonía de pensamiento,

tanto amor al Creador,

tanta pasión por algo tan fundamental

y tan inadvertido como lo es la vida

¿Pueden caber en un ser humano?...

La duda que laceraba mi corazón aun persiste,

pero en este momento,

en el que estas líneas son escritas,

eso no importa,

porque tuve un encuentro celestial,

experimenté una apoteosis de belleza,

escuche con mis ojos una sinfonía

prácticamente perfecta,

sentí en mi alma el éxtasis de la vida…

Estoy convencido,

ésta noche se me dio

una oportunidad inmerecida

y hablé con un ángel…


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