Respuestas

Dejé la guitarra a un lado y prácticamente corrí al encuentro, comí del pan y regresé con prisas para seguir con la música. Al finalizar el canto caí de rodillas buscando el anhelado encuentro… Cerré mis ojos y como un niño comencé con mi desplegado de preguntas, de dudas y cuestionamientos, hablar, hablar y hablar si escuchar… Cuestionando desde los porques típicos que todos en momentos de desesperación pensamos o pronunciamos, ¿Porqué a mi?, ¿Qué quieres de mi?, hasta preguntas concretas y personales, la lluvia de peticiones por las personas cercanas al corazón y de pronto la exigencia común de los hombres de poca fe, ¡Háblame, dime algo, muéstrame una señal de que no estoy lejos de Ti, de que aun a pesar de todo me amas, dime que no te he ofendido mortalmente, que no han sido mis sueños un motivo de desagrado!... un silencio y luego un poco de conciencia y fe: ¡que arrogante me siento pidiendo una respuesta, que…!... Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo e interrumpió mis pensamientos al sentir una pequeña mano acariciando mi espalda, mi primer impulso fue abrir los ojos, pero lo controlé y solo disfruté del instante, mis ojos se llenaron de lágrimas y una paz infinita domino el momento, abrí lentamente los ojos, giré mi cabeza un poco para comprobar de quien venían las caricias y un tierno beso se depositó en mi mejilla…. En ese momento quise abrazar y comerme a besos a ese bombón de cinco años que estaba a mi lado y que antes de cerrar los ojos la había visto de reojo a mucha distancia de mí. Pero simplemente le regalé una sonrisa y cerré nuevamente los ojos para solo alcanzar a decir: Perdóname Jesús y muchas gracias por seguir aquí a mi lado.
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Un sinfín de preguntas quedaron el aire, un mar de dudas aún atormentan mi corazón, pero se que Tu estás a mi lado, que no estoy solo, a pesar de que muchos huyan de mi, y también se, que de cerca como en ese instante o alejado en el exilio, siempre te amaré…

Gracias Areli te amo….


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