Hoy mi callada agonía dejó de corroer mi interior,
hoy mi corazón latió como hace mucho que no lo hacía,
hoy en mi interior recorrí paisajes,
escuché el bramido del mar así como un suave oleaje,
el aroma a sal inundó mi ambiente,
y sentí la arena en mi cuerpo…
Pero sobre todo hoy,
te sentí sentada a mi lado,
así, muy cerca,
contemplando un atardecer majestuoso,
escuche tu voz,
sentí tu presencia…
Mi alma voló, se dejo llevar,
como en los primeros encuentros,
en los que solo bastaba una palabra
para crear todo un mundo,
un mundo en el que nos perdíamos
y en el que vivíamos innumerables historias,
tan reales, tan verdaderas…
Hoy reencontré la luz vendedera,
hoy me dejé iluminar por tu luz,
hoy una flor en tus manos me mostró
la increíble riqueza que Dios
ha puesto a nuestro alcance,
hoy te miré con los ojos del alma…
Es fascinante estar a tu lado,
es una gracia que no quiero dejar de vivir…