Impotencia

Está en la naturaleza del se humano
la lucha, el ir tras sus anhelos,
el creer que puede hacerlo,
pero no hay sensación más dolorosa,
no hay momento mas amargo,
que cuando se siente impotente,
cuando se siente pequeño
ante la grandeza de los sucesos,
cuando ninguna de sus habilidades
pueden cambiar el rumbo.

Yo, en esta situación,
así me siento
y he escrito con el corazón,
pero también con desesperación,
con dolor, con vista nublada,
con entendimiento perturbado.
Muchas de las palabras vertidas
en mi anterior escrito,
son injustas, y muchas otras confusas.

La verdad son palabras de impotencia,
espasmos de dolor
ante un amor condenado a muerte,
últimos suspiros de vida,
gritos de desesperanza…

Me siento tan impotente ante la realidad,
realidad que desde el punto de vista
blanco y puro del amor es injusta,
realidad que enmarcada por reglas
y cánones de seres humanos,
que interpretan palabras divinas…

Impotencia,
porque aún cuando mi ser se revela
contra toda ley con el único y débil
argumento del amor,
aun así, no pasa nada,
porque la realidad es de dos
y mi amada también siente el peso
de mil cadenas que atenazan
su espíritu y su corazón,
cadenas implantadas en la conciencia,
cadenas sembradas en el corazón,
y también ella sufre
ante esta avasalladora realidad,
no quiero poner palabras mías en
bocas ajenas pero al menos así lo siento,
esa es la explicación
que mi atormentado ser
hace como válida.

Y así muere el amor… amando,
así termina una bellísima historia,
con un final bello y dramático…
“Te digo adiós y acaso te quiero todavía,
pero te digo adiós,
y tal ves mi mas preciado sueño
muere dentro de mi,
pero te digo adiós…”
Palabras de verdaderos poetas
que seguramente sintieron
este desolador sentimiento de la impotencia.

En esta historia solo un protagonista:
El amor.
Que nos unió, que guió nuestros caminos,
que nublo nuestra conciencia e incremento la ilusión,
que ocupó cada vez más espacio en los corazones,
que llevo las letras y los sentimientos a alturas insospechadas,
que se permitió crecer en la fantasía,
que hoy se desgarra
y al separarse nuestros caminos irremediablemente,
él se parte en dos…

Ojalá el amor triunfe…
Un gramo de esperanza
en las toneladas de la realidad…
un deseo de impotencia.


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