Julga

Julga era un chico nacido en el reino

su deseo de pertenecer a la corte

era verdaderamente grande,

y no dejaba pasar la oportunidad

de aparecer en los actos oficiales

su constancia en aprender los modales

y lo diálogos que ahí se mostraban

ya comenzaban a rendir frutos.

 

De alguna forma ya se le reconocía

por su asiduidad.

a pesar de su estampa un tanto andrajosa

su comportamiento despuntaba

y mas de una damisela que acompañaba a las cortesanas

había dejado escapar un suspiro al verlo,

pero Julga no prestaba atención en pequeñeces

sus aspiraciones tenían, según el,

intenciones mas altas….

 

Una ocasión la princesa llegaba al castillo

y Julga como era su costumbre

estaba pendiente del arribo

se percató de que un grupo de campesinos

esperaban también el arribo.

 

El reino pasaba por una época difícil

una tromba había echado a perder muchas cosechas

y el rey no había proporcionado ninguna ayuda.

 

La princesa cabalgaba después de su paseo matinal

acompañada de dos guardias

su rostro un poco enrojecido por el paseo

su estampa fina despuntaba a contraluz,

pero para los campesino eso no importó

en un momento de cólera comenzaron a arrojarle

fruta podrida con gran furia

los guardias arremetieron contra los agresores

pero a su vez el caballo de la princesa

relinchó espantado y la princesa calló al suelo,

Julga corrió intentando proteger a la princesa

pero la lluvia de fruta podrida era inclemente

así que solo acertó a tratar de proteger

con su cuerpo a la princesa y con trabajos

llevarla hacia el interior de un pórtico cercano.

 

La princesa se refugiaba desconcertada

su fino ropaje estaba manchado

uno de los proyectiles había dado de pleno en su frente

bañando su cara desagradablemente

lloraba a mares, no comprendía que estaba pasando

siempre había sido respetada y consentida

¿Porqué todo esto?

En un instante de calma su rostro se levantó

Y miró a Julga de frente y muy cercano,

él no era muy buen mozo pero para la princesa

en ese momento era su salvador,

Julga por su parte sentía una emoción enorme

también había entrado en un momento de espera

y se perdía en los verdes ojos de la princesa

recorrió el bello rostro de ella con su mano

lo limpió un poco…

Al tacto la princesa se estremeció

solo su madre la acariciaba y de vez en cuando

alguna caricia ruda por parte de su padre

pero su piel estaba intacta a otras manos

Julga también estaba bañado en fruta podrida

así que ella correspondió a la acción

recorriendo su cara con suave tacto…

Momento mágico, momento hermoso,

instintivamente sus rostros se acercaron

los ojos se cerraron y apenas un suave roce de labios

se dejaba sentir, cuando un brutal jalón

en el hombro de Julga lo lanzó lejos de ella

¡Aléjate de ella! Gritó una voz

golpes, patadas, chicotazos,

cubrieron el cuerpo de Julga

a lo lejos alcanzaba a escuchar

un grito… ¡Déjenlo! ¡Déjenlo! ¡Déjenlo!

hasta que su conciencia se perdió…

 

Cuando despertó pardeaba la tarde

estaba solo, la calle desierta,

sentía que todo le dolía,

con trabajos se incorporó y como pudo

se acercó a un tonel de agua cercano

se inclinó para beber y descubrió su reflejo

estaba sucio, manchado, con una mezcla

de fruta podrida y sangre…

 

Lavó su rostro, bebió agua, tomó fuerza

y salió de ahí, se dirigió a la colina

que estaba a un costado del pueblo

y desde donde se veía flamante el palacio

los tonos sepias del atardecer,

claros y oscuros…

 

Contempló el castillo

pero los ojos de su mente y de su corazón

estaban en otra parte, en otro momento…

su vida era recorrida y sus ilusiones cuestionadas

una revisión de los sucesos,

decisiones que nacían y que traían lágrimas a sus ojos

y paz a su corazón…

Vida estúpida la que he vivido,

anhelos huecos por los que he luchado

pero solo bastó un pequeño roce

para que el lodo que cubría mi corazón

cayera seco descubriendo la verdad…

 

Dicen que Julga desapareció,

se le dejó de ver en las plazas y lugares públicos,

dicen que el Rey extendió una carta

de agradecimiento hacia él y le dio un nombramiento,

dicen que no hubo respuesta.

Julga no figura en los nombres

de los que han pertenecido a la corte…

 

La princesa nunca se casó

y sus paseos matinales fueron escasos

y con muchos guardias rodeándola,

dicen que aquella luz que todas las tardes

se enciende en una ventana en lo alto del castillo

es el aposento de la princesa,

dicen que la silueta es ella,

y dicen que aquel anciano que todos las tardes

se sienta en la colina se llama Julga.

 

Son historias que la gente cuenta,

que se vuelven leyendas,

la realidad solo está en el corazón del hombre,

que libra sus propias batallas

entre el creer y no creer.

 

Una sola mirada puede cambiar la vida…


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