Día soleado

Las sombras se marcaban con fuerza, la luz del sol caía a plomo, el contraste bien definido, los árboles prodigando frescura…

Sentado a la sombra de uno de ellos contemplaba el paisaje, un paisaje de vida, el sol, las nubes, el viento, son caprichos de nuestro planeta, partes de un reloj superior en el que estamos inmersos y al que a veces poco entendemos, nuestra vida transcurre bajo sus designios, nuestras vestiduras se acoplan al clima, al la temporada y de alguna forma también nuestros estados de ánimo, aunque nuestra naturaleza rebelde nos puede llevar a caminar en sentido contrario, convirtiendo en nuestro interior un día soleado en un tormentoso tiempo, y una tarde tormentosa en la mas deliciosa y soleada experiencia.

La luz reveladora llevaba a mis ojos a descubrir detalles que siempre han estado ahí, pero que no había percibido, el brillo de los verdes, las distintas tonalidades de estos, amarillos, cafés y claroscuros, sombras que dibujaban caprichosas obras de arte, una realidad permanente que no cambia más que en nuestra percepción.

Realmente tenemos como seres humanos un poder muy grande de cambiar nuestro paisaje con la luz de nuestro interior, y ver la vida según esa luz la coloree, realmente está en nuestras manos sentirnos bien o mal, los sucesos, el pasado son situaciones que simplemente están escritos o se escriben en nuestro entorno, de nosotros depende la lectura que queramos darle y lo que llevemos a nuestro corazón.

¿Sobre qué tenemos control?, ¿En donde reside nuestro poder?, ¿Cómo queremos sentirnos?...Un ¿Por qué? es un reproche, un ¿Para qué? es una oportunidad…

¿Cuál es el paisaje interior que hoy quieres vivir?

Yo, en lo personal, me quedo sentado en esta fresca y tranquila sombra, dejándome sorprender por los colores…

Ven corazón mío, siéntate a mi lado y descubramos juntos las maravillas que se nos han regalado…


Deja un comentario