Miré el horizonte con paz y serenidad en mi interior,

contemplé un cielo azul profundo,

aspiré con fuerza el aire de la mañana,

cerré mis ojos y sentí el vientecillo acariciando mi rostro,

suave sensación de caricia cierta

fabricada a en lo mas íntimo del corazón

y transportada por tantas y tanta letras sin tinta

que a pesar de ello se han tornado indelebles en mi alma.

Sentí el roces de tus labios y la calida ventisca de tu respirar…

A ojos cerrado pude dibujar tu rostro,

tan bello, tan sereno, tan armonioso,

labios que desbordan mis emociones,

que colman de dicha a mis oídos

cuando resuenan en la distancia por magias tecnológicas.

Ojos hermosos y especiales

que con un brillo misterioso cautivan mi corazón,

que escudriñan y desnudan mi alma…

Un momento de unión donde sin advertencia,

dos almas corren y se abrazan,

abandonando el cuerpo en el que moran

y fundiéndose para crear si palabras

el mas bello poema de amor…

Y hablo de dos almas porque se

que allá en la lejanía,

en algún instante,

hiciste una pausa en tu día para sentir esto…

este beso, esta caricia,

esta conjunción de sentimientos,

tan ciertos como el latido que resuena en mi interior.

Te amo tanto,

estas tan cerca de mí y yo de ti,

que una gota de rocío

en este amanecer,

no pasaría entre los dos sin mojarnos a ambos.

Amor mío,

mi bella Koby,

mi amada Koby,

mi fiel compañera,

mi amiga y confidente,

dueña de cada gota de sangre

que circula por mis venas…

TE AMO…

Abro los ojos,

tu imagen no desaparece,

tu presencia sigue en mi…

es hora de iniciar un día más,

bañado en el amor, en tu amor…

Koby te amo.