Olor a pino,
una brisa suave y fría de un día que termina,
el latir de dos corazones que se encuentran
en un mundo especial
en una conexión intima y profunda.
Un encuentro que surge de un llamado invisible,
un hilo de plata que se extiende
rompiendo tiempo y distancia
enlazando dos alma que en la niebla del sueño
se hablan y se abrazan sin tocarse.
Sentados a la vera de una montaña,
en un bosque pacífico
disfrutando de un paisaje maravilloso
pero sobre todo escuchando el canto del amor,
percibiendo cada roce, cada respirar, cada suspiro.
Un encuentro que emociona mis sentidos,
solo basta cerrar mis ojos
y tu estas ahí…
Kobby te amo.