Cerré los ojos
y como furtivo ladrón
me encontré sentado a tu lado,
tú dormías,
una suave brisa entraba en la habitación
por una ventana abierta
que también dejaba pasar
tenues y plateados rayos de luz lunar,
tu semblante tan bello,
tan lleno de vida,
se dibujaba en la tenue oscuridad de la noche.
La paz de de tu rostro dormido
provocaba en mi alma un remanso de calma
y en mi corazón una infinita ternura…
¡Mi niña hermosa,
mi vida, mi reina, mi corazón!,
tantas y tantas frases de cariño
que en ese momento susurraba mi alma,
provocando en mis ojos lagrimas de dicha
y satisfacción sublime,
no podía dejar de mirara tu rostro
en un trance de plena contemplación…
Mas la acción contemplativa
pronto dio paso a un movimiento involuntario,
quería grabarte en mi mente,
como graba el escultor sobre la piedra,
así que mi dedo empezó a recorrer tu rostro
muy, muy cerca sir tocarte
tu frente, tus cejas,
tus parpados cerrados,
tu mejillas, tus labios…
De pronto no pude más,
con el costado de mi dedo acaricié tu mejilla
con un suave, muy suave roce,
y tus labios parecieron sonreír,
una leve pero celestial sonrisa iluminó tu rostro…
todo tu cuerpo se acomodó como esperando
una segunda caricia y yo
ferviente adorador de tu belleza repetí la caricia
pero no sólo eso,
como un imán mis labios
se deslizaron sigilosamente hasta los tuyos,
la palma de mi mano se apoyó en tu mejilla
y un sabe, delicado, cariñoso e instantáneo beso
surgió en aquél momento
y termino en un suave susurro…
Te amo…
Tu rostro se iluminó por un instante
para después quedar nuevamente
en completa paz
y yo simplemente me alejé,
te contemple por eternos instantes
y como un ladrón desaparecí,
simplemente desperté de mis sueños…
Aun en tu ausencia,
gracias a tu magia,
estas muy cerca de mi…
Te amo…
Gracias por tu mensaje me devuelve a la vida. |